sábado, 21 de mayo de 2011

FACHADAS: EL PAÍS "WESTERN ESPAGUETI"

Por @Tecnopolitiks (sígueme en twitter)


La situación actual de Venezuela me recuerda las viejas películas de vaqueros producidas por los italianos de Cinecitta  que veía en la “preferencia” del cine Paraíso de mi pueblo natal.  En esa época solo proyectaban tres tipos de películas: Chinas, Mexicanas y del Oeste.
La falta de señal de televisión y esta extraña mezcla de kung fu, charros y vaqueros hizo que un grupo de imaginativos muchachos terminara varias veces en el hospital al tratar de imitar lo que veían en la pantalla. Ejercicios de Bruce Lee de introducir  las manos en arena caliente, golpear un árbol con la mano hasta que se quebrara (casi siempre la mano primero) o como los monjes del Shaolin tratar de volar  varios metros de rama en rama, hasta llegar al estadio final del guerrero: derribar cosas con la mente. 
El destino no nos permitió lograr estas hazañas y nos dejó un par de cicatrices pero si nos  permitió ver que  un sujeto,  pueblerino también,  lo lograra.  Basta que le meta el ojo o señale algo en una cadena y el objeto en su mira cae, se derrumba, se arruina, se quiebra, se corroe. En mi pueblo se diría que tiene manos de intestino: todo lo que toca o intenta tocar lo vuelve ñoña.
De las películas mexicanas nos quedó cierto gusto por la fatalidad y el caos, las canciones nacionalistas y de despecho, la promesa de redención de los pobres, los amores imposibles y por arreglar toda vaina a punta de pistolas y carajazos como en “Ay Jalisco no te rajes”.
Lo que más me impresiona es que nunca imaginé que viviría,  en carne propia y en tecnicolor,  en un  país idéntico a los pueblos de las películas de vaqueros Western Espaguetis que se caracterizaban por una estética sucia y por unos personajes carentes de moral, aparentemente rudos y duros, donde todo lo que se ve es una fachada: el Saloon, la oficina del Sheriff, la Asamblea Nacional, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General de la República, el CNE, el Banco Central, el Tribunal Supremo de Justicia.
Fachadas de cartón carentes de vida institucional que no cumplen función alguna salvo la de aparentar que existen. Condenadas en general a tener un palo atrás como único sostén. Diseñadas a propósito para servir de escenario a esta pésima película pero de altísimo presupuesto llamada la “Revolución Bolivariana”.  Fiasco gigantesco lleno de malos actores y mucha propaganda, con un guión prestado de una isla que se hunde en el pasado.
El público ya fastidiado por lo repetitivo y cansón del guión, por la intolerable actuación y producción, y por la excesiva duración está a punto de pararse y gritar ¡Devuélvanme mi bolívar! temida frase que el encargado del cine Paraíso sabiamente interpretaba que le iban acabar con  la sala y asaltar la taquilla.  Como un mago astuto, cortaba la película y aceleraba el final, ganando minutos preciosos que le ahorrarían el fatal desenlace. Astucia que parece faltarle al director del bodrio que actualmente padecemos.  

Confieso que esta mala película “Revolución Bolivariana” trajo un bono extra: jamás vi un film con la actuación de tantas focas amaestradas.

@Tecnopolitiks 2011

No hay comentarios: