Por @tecnopolitiks
El guerrillero había desarrollado una personalidad
pragmática, oportunista, “caribe”, fantasiosa, inmediatista, poco dado al apego
a algún principio que no fuera satisfacer su inmenso ego. Letal, no dudaría en recurrir al engaño, la
simulación, la emboscada, el apuñalamiento y el asesinato por la espalda luego
de lo cual esbozaría una sonrisa.
El samurái había desarrollado una personalidad regida por las
formas, el afán riguroso, el sentido religioso, la seriedad castrense, el
cálculo y el control de las variables. Letal,
siempre que estuviera dentro de las reglas y campo del combate.
Con sus historias a cuestas por un buen tiempo navegaron
juntos con los vientos a favor que una jugada del destino había puesto en sus
rumbos. Era obvio que esas dos estructuras mentales, tarde o temprano,
terminarían enfrentándose.
A medida que se acentuaban las características de la personalidad
del guerrillero su gobierno personalista se impregnaba de ellas y crecía la
fosa que lo separaba del samurái.
La hermandad que alguna vez unió a estos dos personajes en una
lucha común, en lugar de afianzarse desaparecía con el tiempo a medida que las mismas
causas que alguna vez criticaron y sirvieron
de pretexto para la insurgencia crecían sin mesura.
El samurái ya dudaba de la ética, medios y fines del
guerrillero. Desconfiaba de su falta de honor.
Puesto en la disyuntiva, el código formalista del samurái lo
obligó a salvar al guerrillero de una desaparición segura. De pensamiento
concatenado le faltó el eslabón necesario para hilar la base de la solución que
nos hubiese librado de esta pesadilla. Poco dado a las flexibilidades
interpretativas se apegaba estrictamente a la letra del Bushido o Código Samurái.
“il capo di tutti capi” de estas comarcas latinoamericanas
había detectado las características del samurái como quién huele a un extraño
en la manada. Esa habilidad de los asesinos de reconocer de inmediato a quién
no lo es. Advirtió al guerrillero y el
asedio no se hizo esperar, cada paso, cada movimiento del samurái era milimétricamente
medido y vigilado. No podía haber una figura de sombra, menos en ese estamento.
“Quien te pone también te saca”. La suerte estaba echada, el samurái debía ser
eliminado.
El guerrillero, alérgico a las formalidades, no solo
detentaba el poder sino que por pragmático era más rápido que consecuente. Empezó
a desahuciar la institución del samurái estando aún éste al frente. Las formas
siempre han sido importantes para el samurái, quien tuvo que tragar grueso, el
código de conducta es de obligatorio cumplimiento y el deshonor es peor que la
muerte.
El samurái se debatía entre la formalidad y la terca realidad
que le estallaba todos los días. Siempre decía que “antes que samurái era
ciudadano”. Buscaba solaz rodeado de un ejército
real y otro de terracota ambientado con música clásica y esencias para calmar
los clamores de su espíritu guerrero. Medía el
tiempo y revisaba las condiciones calculaba las variables. Para los samuráis la preparación
y ética de la batalla es tan importante como el resultado. Ya por eso había
rechazado participar en el primer combate al lado del guerrillero.
La vigilancia estricta del guerrillero sobre el samurái dio sus
frutos cuando al fin se alineaban las condiciones, se controlaban las variables
y éste ritualmente se alistaba para entrar al campo abierto de la
confrontación.
La emboscada artera fue rápida se ejecutó un golpe al honor del
samurái y con ello su ascendente en el estamento que representaba. Fue
despojado de sus armas y armadura. Desbalanceado el samurái resistió, no cayó y
fue diestro en el combate. Desarmado ganó la escaramuza. Pero esa afrenta la pagaría bien cara.
Quiso el destino que unos años después “il capo di tutti capi”
decidiera que en la comarca había espacio para un solo capo y que el guerrillero
ya había cumplido su ciclo, ahora incomodo, debía ser sustituido por un ego
inferior.
Esta historia sigue desarrollándose porque la batalla es
contra “il Capo di tutti capi” mientras tanto
el samurái observa como a la larga los principios perduran, las condiciones se
suman y las variables se alinean. Ahora al lado de la estatuilla de Sun Tzu y del Código Samurai Bushido yace un Manual Ninjutsu.
@Tecnopolitiks 2013
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